Somos una simple estructura de huesos rellena de órganos y recubierta de una carcasa de piel, pero a veces esa simple apariencia puede, azarosamente y con las correctas combinaciones genéticas, dar lugar a un resultado que todos damos en reconocer como belleza. Habrá quien sostenga que todo humano es bello por naturaleza, pero se me antoja precisar que efectivamente cualquier persona es admirable y respetable por el simple hecho de ser el resultado de un larguísimo proceso evolutivo que nos ha traído hasta aquí y nos llevará hasta quién sabe dónde, pero la belleza, amigos míos, no es virtud universal. La belleza física, maldita sea, sólo pertenece a unos pocos, el resto nos conformamos con admirarla, pretenderla y envidiarla, y nos consolamos mezquinamente con la certidumbre de saberla perecedera.
Y como, definitivamente, el tiempo a veces se alía con el azar de una forma prodigiosa, hoy os propongo el juego de vislumbrar algo de la belleza femenina en los rasgos de algunas de las momias mejor conservadas del planeta. Esto sí que es vencer al envejecimiento. Porque yo lo valgo.
La reina pelirroja
Reina Tiy. Antiguo Egipto. Fecha aproximada de la muerte: hace 3.355 años.
Tiy procedía del sur del país y era hija de los poderosos nobles Yuya y Tuyu. El carecer de sangre real no impidió que contrajera matrimonio como primera Gran Esposa Real con el mismísimo Amenhotep III, monarca al que asesoró lealmente, hasta el punto de que muchos egiptólogos sostienen que fue ella en realidad la auténtica gobernante de Egipto: se la representaba siempre junto al faraón, dirigía ceremonias, decidía sobre asuntos de Estado… La reina, mujer cabal, fue además madre de uno de los faraones más extraños y enigmáticos del Antiguo Egipto: Akhenatón.
La Bella de Luolán
Cultura tocaria (actual región de Xiankiang Uygur, China). Fecha aproximada de la muerte: hace 3.800 años
Loulán era la capital de un antiguo reino situado en la próspera Ruta de la Seda, cerca del lago Lop Nur (actualmente desecado). Su excelente situación estratégica hizo que muy tempranamente fuese codiciada por el Imperio chino, existiendo referencias a la ciudad ya en el 126 a.C. Sin embargo, lo más interesante de esas tierras, arqueológicamente hablando, tiene una fecha mucho anterior, ya que desde el 1800 a.C. se sabe que existía una población indoeuropea habitando esas tierras: los tocarios. La extrema aridez del desierto de Taklamakan ha permitido recuperar una excepcional colección de momias humanas, llamadas las Momias de Tarim (1800 a.C.-200 a.C.), entre las que destacan la llamada Bella de Loulán.
Los restos de esta joven blanca de 1,55 m. de altura fueron descubiertos en 1980, y destaca el primoroso detalle de su pelo adornado con una pluma de ave. Lucía tatuajes, calzaba zapatos remendados, el estado de sus pulmones delata que respiró mucho polvo del desierto y humo, y tenía parásitos en las cejas.