[…] ¿Por qué una novela breve o corta? Me comentan algunos lectores que ya han leído la novela que por qué no la he hecho más larga. La respuesta es sencilla, y no se debe -como muchos estáis pensando- a un exceso de pereza o a falta de imaginación. Mi intención, desde el mismo momento en que escribí la primera línea, fue la de crear estilísticamente algo que se acercara a una novela corta, eso que Julio Cortázar definió como un “género a caballo entre el cuento y la novela”. Y me resultaba interesante este formato para lograr el fin último de que el resultado interesase a la mayor cantidad posible de lectores, especialmente a aquellos poco habituados a leer novela histórica, y con ello hacer más visible al pueblo vacceo. Existen muy buenas novelas ambientadas, más o menos, en el periodo que se trata, como Numancia o El último Bosque de la Celtiberia, sobre los celtíberos, El último soldurio, sobre los cántabros, o Rey Lobo, una fantástica novela de Eslava Galán ambientada entre los pueblos íberos. Todas ellas, y muchas otras, se caracterizan por ser, como buenas novelas históricas, extensas. A mí me interesaba justamente lo contrario, escribir una novela corta con una trama dinámica en la que el principal objetivo fuera dar vida a un momento concreto de nuestra historia; huir de un desarrollo épico para centrarme más en actos cotidianos […].